Descripción
La Planta
El FRANKLINIA alatamaha o árbol de Franklin representa una especie de extrema rareza. Lo consideramos una verdadera joya botánica. Esta maravillosa planta posee cualidades ornamentales notables.
En efecto, sus encantadoras flores de un blanco inmaculado con centro amarillo y perfumadas atraen tanto las miradas como a los polinizadores. Aparecen a finales del verano y se asemejan en forma y tamaño a las de los camelios.
Luego, el follaje muy alargado, habitualmente verde, adquiere en otoño colores llamativos que van del escarlata al carmesí.
Finalmente, al plantar este pequeño árbol caducifolio de porte compacto (aproximadamente 2 metros después de diez años), usted contribuye a su conservación, ya que está extinguido en su hábitat natural. Su mera presencia aumenta la biodiversidad.
¿Cómo plantar y cuidar el FRANKLINIA alatamaha?
Plantación
Para cultivar con éxito el árbol de Franklin, siga las siguientes recomendaciones:
- Prefiere zonas templadas con veranos frescos.
- Encuéntrele un lugar a pleno sol o en semisombra, alejado de plantas con sistemas radiculares agresivos.
- La tierra debe tener un buen drenaje.
- Prefiere un suelo con pH ácido y rico en materia orgánica.
- Para una buena preparación del hoyo de plantación, hemos diseñado instrucciones específicas disponibles aquí.
Cuidado
Como ocurre con todas las plantas recién plantadas, asegure un riego regular, especialmente durante los dos primeros años para facilitar su establecimiento. Le invitamos a consultar también nuestros consejos sobre cómo regar correctamente y ahorrar agua aquí.
Además, este pequeño árbol no requiere poda. Retire únicamente las ramas muertas en caso necesario.
Historia y Origen
El FRANKLINIA alatamaha proviene del valle del río Altamaha en Georgia (Estados Unidos). Su especie está extinguida en su hábitat natural desde principios del siglo XIX.
Asimismo, solo el cultivo por parte de botánicos y jardineros apasionados garantiza su supervivencia. Veinticuatro especímenes han sido reintroducidos en su hábitat natural sin éxito.
Por otra parte, el botánico William Bartram lo nombró en honor a Benjamin Franklin, gran amigo de su padre. Este nombre apareció por primera vez en 1785 en *Arbustrum Americanum*.








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